Título: Caminando hacia el amanecer.
Autora: Evangeline Dark.
Serie: Naruto.
Géneros: Acción/Aventura, Romance, Fantasía, Misterio, algo de Drama y Humor.
Fiction rated: T.
Parejas: Naruto x Hinata, Itachi x Sakura, Gaara x OC, Shikamaru x Temari, Neji x Tenten, Sai x Ino, Kakashi x Kurenai, un leve Jiraiya x Tsunade y aún más leve Sasuke x Sakura.
Notas de la autora:
Bueno, ¿qué decir? Este fic lo llevo escribiendo desde hace un tiempo, y estoy a puntito de terminarlo...Aunque no es ninguna maravilla, espero que os guste n.n.
Capítulo I: Nubes rojas en un cielo negro.
Clack, clack, clack…
Ése era el ruido que hacían sus sandalias al golpear las baldosas negras; sin embargo, sólo era audible si uno tenía el oído muy fino. Recorrió el largo pasillo con parsimonia, sin ninguna prisa. Sabía que él no se enfadaría por ello; la soberana paciencia que poseía era una de sus características.
Alzó la vista del suelo, para observar si alguien venía tras ella. No era el caso. Se ciñó el sombrero de paja que ocultaba sus rasgos, y espolsó levemente sus ropajes negros adornados con nubes rojas.
Hacía sólo un mes que había entrado en la Organización Akatsuki, y ya se había acostumbrado al ritmo de trabajo que se llevaba allí. No era lo que se dijese un miembro de la élite: estaba al servicio como espía para uno de los “peces gordos” de aquel grupo. Sin embargo, era eficaz en su trabajo, y eso la hacía más importante que cualquiera de los otros mercenarios vulgares que pudiese haber; ya se había ganado la simpatía de sus superiores, gracias a su seriedad y su manera de trabajar eficaz y sin causar problemas.
Al llegar al final del pasillo, se volvió hacia la puerta que había a la derecha. Llamó con los nudillos, suavemente.
—Pasa –le apremió una voz conocida.
Sin dilación, ella obedeció.
La estancia era pequeña, y estaba escasamente decorada, apenas unos pocos muebles, pero eso sí, lujosos. En el centro del cuarto había una persona, vestida con el mismo uniforme que ella; no obstante, no llevaba el sombrero. Tenía cabellera negra y unos ojos rojos tan inquietantes que había pocos que se atreviesen a mirarlos directamente. Y ella no era una excepción.
Hizo una pequeña reverencia, evidentemente sin mirar a los ojos del poseedor del Mangekyou Sharingan.
—Itachi-sama –murmuró-. ¿Requiere de mis servicios?
—Así es –asintió él, sentándose en la silla-. Supongo que lo habrás oído: Suna Gakure es nuestro próximo objetivo.
—Sí, lo sé.
—Bien; tenemos que conocer el objetivo antes de atacarlo –hizo una pausa; ella sabía lo que le iba a pedir-. Aunque hace poco que está aquí, he de decir que haces bien tu trabajo. Tu misión consistirá en recopilar información sobre la villa, ¿encendido?
—Sí, Itachi-sama –asintió ella de nuevo.
—Saldrás mañana mismo. Yumiko te acompañará –informó el Uchiha-. No me falléis.
—Descuide; volveré con la información.
—Bien; retírate.
Haciendo una última reverencia, salió de la sala.
Reflexionó sobre la situación: una nueva misión, bastante fácil, la verdad. No es que le hiciese mucha gracia ir acompañada; en realidad ella prefería ir sola, se servía bien en solitario. Yumiko le caía bastante bien, desde luego, pero no quería encariñarse con nadie, ya que el índice de mortalidad de los miembros de Akatsuki era bastante alto. Bastantes de sus iniciales miembros habían muerto, aunque siempre eran sustituidos inmediatamente; al líder no parecía preocuparle mucho esto.
Lo cierto era que la Organización tenía cada vez más miembros y personas a su favor. Tras la alianza con Orochimaru, tenían poder sobre el País de Oto, y ya controlaban dos villas ocultas más, aparte de ésta: la de la Cascada y la de la Nube. Si todo seguía así, no tardarían en quedar todas bajo el control de la Organización que decía llamarse “Amanecer”.
El próximo objetivo era Suna Gakure, sólo un paso más en la lucha por vencer a Konoha Gakure, la villa más poderosa…y hacerse con el Kyuubi.
En realidad, ése era el principal objetivo. Poseyendo al Bijuu de nueve colas, el más poderoso de todos, serían prácticamente invencibles. Sin embargo, por lo que ella sabía, el portador de éste lo controlaba bastante bien; además, era poderoso y no sería fácil de vencer.
Se encogió de hombros. Los Bijuus no eran asunto suyo. Lo único que tenía que hacer era dar pie a la Organización para poder invadir Suna. Algo bastante incomprensible, en su opinión, ya que, aunque el país era bastante grande, la villa oculta no era lo que se pudiera decir muy poderosa. Además, lo más interesante de aquel lugar, el Ichibi, ya había sido extraído. No había nada de interés.
Pero sus razones tendrían.
En aquello pensaba, cuando se cruzó con un hombre con aspecto de tiburón, que llevaba una enorme espada vendada a la espalda. Se paró e inclinó la cabeza en señal de respeto.
—Kisame-sama –murmuró.
El mercenario la miró, emitió un gruñido y siguió caminando.
Bajo su sombrero, ella sonrió. Desde el comienzo, el renegado de la villa de Kiri le había tenido una profunda antipatía. Según palabras de él mismo, no la soportaba. A ella eso le importaba poco; incluso la divertía, pero se guardaba mucho de provocarlo. No le convenía tener enemigos dentro de la Organización, pues podrían machacarla sin más.
Se dirigió a su cuarto, también austeramente amueblado, y se tumbó en la cama. Cerró los ojos, y se relajó. La verdad era que últimamente estaba bastante cansada. Le habían encomendado varias misiones seguidas, y esto la había agotado. Y la prueba a la que los sometían a los aspirantes para entrar en la Organización…se estremeció. Nunca había pasado por nada tan duro como aquello. Prefería no recordarlo.
De todas formas, nada importaba. Aquel era su trabajo; iba a cumplirlo, costara lo que costara.
— ¿Preparada?
Alzó la cabeza y miró a quién le había preguntado aquello. Era una mujer, mayor que ella misma, que llevaba las mismas ropas de Akatsuki, pero el sombrero en la mano, lo que dejaba su rostro al descubierto: era una joven de ojos negros y cabellos castaños, cortos y rizados.
—Siempre –murmuró ella.
—Está bien; vamos allá.
En silencio, con rapidez y eficacia, se deslizaron por el páramo, cortando el viento con sus capas negras. Al poco tiempo, llegaron a un nuevo páramo, más desierto y desolado que el anterior…
El País del Viento.
N/A: Decidme qué tal está, y nos leemos en el siguiente n.n. ¡Gracias por leer!
PD: Aunque pueda parecerlo, la chica no es Sakura XD.
Autora: Evangeline Dark.
Serie: Naruto.
Géneros: Acción/Aventura, Romance, Fantasía, Misterio, algo de Drama y Humor.
Fiction rated: T.
Parejas: Naruto x Hinata, Itachi x Sakura, Gaara x OC, Shikamaru x Temari, Neji x Tenten, Sai x Ino, Kakashi x Kurenai, un leve Jiraiya x Tsunade y aún más leve Sasuke x Sakura.
Notas de la autora:
Bueno, ¿qué decir? Este fic lo llevo escribiendo desde hace un tiempo, y estoy a puntito de terminarlo...Aunque no es ninguna maravilla, espero que os guste n.n.
Capítulo I: Nubes rojas en un cielo negro.
Clack, clack, clack…
Ése era el ruido que hacían sus sandalias al golpear las baldosas negras; sin embargo, sólo era audible si uno tenía el oído muy fino. Recorrió el largo pasillo con parsimonia, sin ninguna prisa. Sabía que él no se enfadaría por ello; la soberana paciencia que poseía era una de sus características.
Alzó la vista del suelo, para observar si alguien venía tras ella. No era el caso. Se ciñó el sombrero de paja que ocultaba sus rasgos, y espolsó levemente sus ropajes negros adornados con nubes rojas.
Hacía sólo un mes que había entrado en la Organización Akatsuki, y ya se había acostumbrado al ritmo de trabajo que se llevaba allí. No era lo que se dijese un miembro de la élite: estaba al servicio como espía para uno de los “peces gordos” de aquel grupo. Sin embargo, era eficaz en su trabajo, y eso la hacía más importante que cualquiera de los otros mercenarios vulgares que pudiese haber; ya se había ganado la simpatía de sus superiores, gracias a su seriedad y su manera de trabajar eficaz y sin causar problemas.
Al llegar al final del pasillo, se volvió hacia la puerta que había a la derecha. Llamó con los nudillos, suavemente.
—Pasa –le apremió una voz conocida.
Sin dilación, ella obedeció.
La estancia era pequeña, y estaba escasamente decorada, apenas unos pocos muebles, pero eso sí, lujosos. En el centro del cuarto había una persona, vestida con el mismo uniforme que ella; no obstante, no llevaba el sombrero. Tenía cabellera negra y unos ojos rojos tan inquietantes que había pocos que se atreviesen a mirarlos directamente. Y ella no era una excepción.
Hizo una pequeña reverencia, evidentemente sin mirar a los ojos del poseedor del Mangekyou Sharingan.
—Itachi-sama –murmuró-. ¿Requiere de mis servicios?
—Así es –asintió él, sentándose en la silla-. Supongo que lo habrás oído: Suna Gakure es nuestro próximo objetivo.
—Sí, lo sé.
—Bien; tenemos que conocer el objetivo antes de atacarlo –hizo una pausa; ella sabía lo que le iba a pedir-. Aunque hace poco que está aquí, he de decir que haces bien tu trabajo. Tu misión consistirá en recopilar información sobre la villa, ¿encendido?
—Sí, Itachi-sama –asintió ella de nuevo.
—Saldrás mañana mismo. Yumiko te acompañará –informó el Uchiha-. No me falléis.
—Descuide; volveré con la información.
—Bien; retírate.
Haciendo una última reverencia, salió de la sala.
Reflexionó sobre la situación: una nueva misión, bastante fácil, la verdad. No es que le hiciese mucha gracia ir acompañada; en realidad ella prefería ir sola, se servía bien en solitario. Yumiko le caía bastante bien, desde luego, pero no quería encariñarse con nadie, ya que el índice de mortalidad de los miembros de Akatsuki era bastante alto. Bastantes de sus iniciales miembros habían muerto, aunque siempre eran sustituidos inmediatamente; al líder no parecía preocuparle mucho esto.
Lo cierto era que la Organización tenía cada vez más miembros y personas a su favor. Tras la alianza con Orochimaru, tenían poder sobre el País de Oto, y ya controlaban dos villas ocultas más, aparte de ésta: la de la Cascada y la de la Nube. Si todo seguía así, no tardarían en quedar todas bajo el control de la Organización que decía llamarse “Amanecer”.
El próximo objetivo era Suna Gakure, sólo un paso más en la lucha por vencer a Konoha Gakure, la villa más poderosa…y hacerse con el Kyuubi.
En realidad, ése era el principal objetivo. Poseyendo al Bijuu de nueve colas, el más poderoso de todos, serían prácticamente invencibles. Sin embargo, por lo que ella sabía, el portador de éste lo controlaba bastante bien; además, era poderoso y no sería fácil de vencer.
Se encogió de hombros. Los Bijuus no eran asunto suyo. Lo único que tenía que hacer era dar pie a la Organización para poder invadir Suna. Algo bastante incomprensible, en su opinión, ya que, aunque el país era bastante grande, la villa oculta no era lo que se pudiera decir muy poderosa. Además, lo más interesante de aquel lugar, el Ichibi, ya había sido extraído. No había nada de interés.
Pero sus razones tendrían.
En aquello pensaba, cuando se cruzó con un hombre con aspecto de tiburón, que llevaba una enorme espada vendada a la espalda. Se paró e inclinó la cabeza en señal de respeto.
—Kisame-sama –murmuró.
El mercenario la miró, emitió un gruñido y siguió caminando.
Bajo su sombrero, ella sonrió. Desde el comienzo, el renegado de la villa de Kiri le había tenido una profunda antipatía. Según palabras de él mismo, no la soportaba. A ella eso le importaba poco; incluso la divertía, pero se guardaba mucho de provocarlo. No le convenía tener enemigos dentro de la Organización, pues podrían machacarla sin más.
Se dirigió a su cuarto, también austeramente amueblado, y se tumbó en la cama. Cerró los ojos, y se relajó. La verdad era que últimamente estaba bastante cansada. Le habían encomendado varias misiones seguidas, y esto la había agotado. Y la prueba a la que los sometían a los aspirantes para entrar en la Organización…se estremeció. Nunca había pasado por nada tan duro como aquello. Prefería no recordarlo.
De todas formas, nada importaba. Aquel era su trabajo; iba a cumplirlo, costara lo que costara.
— ¿Preparada?
Alzó la cabeza y miró a quién le había preguntado aquello. Era una mujer, mayor que ella misma, que llevaba las mismas ropas de Akatsuki, pero el sombrero en la mano, lo que dejaba su rostro al descubierto: era una joven de ojos negros y cabellos castaños, cortos y rizados.
—Siempre –murmuró ella.
—Está bien; vamos allá.
En silencio, con rapidez y eficacia, se deslizaron por el páramo, cortando el viento con sus capas negras. Al poco tiempo, llegaron a un nuevo páramo, más desierto y desolado que el anterior…
El País del Viento.
N/A: Decidme qué tal está, y nos leemos en el siguiente n.n. ¡Gracias por leer!
PD: Aunque pueda parecerlo, la chica no es Sakura XD.